Por Jorge Echazábal
Definiendo la cosmovisión. Estoy detenido con mi auto en el tráfico vehicular de una mañana de lunes en el centro de la ciudad. Hay vehículos a ambos lados del mío. Me distraigo, pensando, ya no en la multitud de personas que me rodean esperando el cambio de luces del semáforo, sino en las tareas que debo emprender esa mañana. Por un instante siento que mi auto se mueve solo, pero en reversa. Es, solo por un instante, una percepción engañosa del movimiento, porque mi auto está completamente detenido. Sucede que los otros conductores a ambos lados ya perciben el cambio de luces del semáforo y han movido sus autos y levemente han avanzado. Es una percepción visual, sensorial, que informa a mi cerebro que estoy en retroceso y me hace pisar el freno; pero no es así, es solo una impresión. Regreso de mis pensamientos y ya vuelvo a ponerme en sincronía con la atmósfera que me rodea para encontrar, aliviado, que no estoy en retroceso, no colisionaré con el vehículo de atrás, estoy detenido normalmente y dispuesto a avanzar al igual que los demás. Sigue leyendo