Por Rodney Boyd y Jorge Echazábal

El Apóstol Pablo recomienda a su discípulo Timoteo lo siguiente: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza”  1 Timoteo  4:13.  Sólo observemos el orden prioritario que la recomendación apostólica establece.  La lectura, como núcleo del estudio, siempre debe preceder el ministerio, y para el maestro, la enseñanza.  ¿Qué lugar “ocupa” la lectura en su vida cristiana y en su ministerio?  Como maestros, ¿qué lugar ocupa la lectura en los estudios de nuestros alumnos?

Mientras el equipo redactor de la versión 2010 del Plan Básico elaboraba la sección de “Criterios internacionales reconocidos”, bajo la Sección A: El Programa de Formación Ministerial, no dejábamos de preguntarnos si no sería demasiado pretencioso esperar que esa “lectura privada” de textos se realizaría a cabalidad y por tanto se otorgarían valores de unidades de créditos por ello.   Nos referimos al acápite 7.1.2 de esta sección:

“Valor de unidad de crédito. Por cada unidad de crédito… 7.1.2 32 horas académicas (1600 minutos) de estudio fuera de clase en lecturas, tareas, prácticas, etc. que incluirá 200 páginas de lectura del libro del texto, Biblia o lecturas adicionales.” [i]

Nos preguntábamos si este requisito parecería muy “exigente”.  Nos dimos cuenta de que existían muchos planes de curso en el Plan Básico que no cumplían con el criterio.  Sin embargo, la lectura debe tener un lugar primordial en el plan de estudio.  El reconocimiento del criterio afirma nuestro compromiso y nos da un nuevo derrotero de calidad académica.

Nosotros  en el Centro de Recursos y Asesoría, como Asesores del Nivel Ministerial del SEC,  nos hemos detenido a tomar conciencia de:

• Destacar la importancia de la lectura en nuestro ámbito.
• Evaluar las razones por las cuales nuestro programa educativo podría quedarse corto o atrasado en su énfasis.
• Proponer posibles iniciativas para subsanar el defecto resaltando su lugar.

Reconocemos que esta toma de consciencia y análisis podrían ser extemporáneos.   Invitamos a nuestros lectores a leer cada sección de este artículo y contribuir a la discusión.

La importancia de la lectura en la educación

Académica.  La lectura es el fundamento del estudio y es “el catalizador clave para la destreza  académica”[ii].  Sin la habilidad para leer eficazmente el alumno tendrá dificultades en todas las materias.  El proceso de leer, investigar, comprender, evaluar y crear—componentes del razonamiento analítico—tiene su base en el primer nivel: La habilidad de leer.  Leer es la base requerida para escribir.  El ministro bien formado podrá convertirse en uno que produzca obras literarias que sean de bendición a las generaciones venideras.  Este ciclo lo describe Francis Bacon así: “La lectura hace al hombre completo; la conversación, ágil, y el escribir, preciso”. [iii]

Apreciación.  La apreciación de la lectura podría comenzar antes del nacimiento del infante.  Se escucha que las mamás esperando el parto hablan, cantan y leen a su bebé.  Los padres y abuelos siguen leyéndole en voz alta, afirmando el hábito de leer.  Los niños y jóvenes guardarán los libros como cosas muy especiales.  Éste es el comienzo de la biblioteca personal.  El maestro dará énfasis suficiente a la lectura y a la biblioteca como santuario de aprendizaje.

Averiguación.  La lectura e investigación van de la mano.  La lectura es la entrada a la aventura de conocimiento.  Y los libros son las herramientas principales que el alumno usa en ese viaje.  Una investigación académica que no incluye la lectura es solo un ejercicio que resulta en la propagación de la ignorancia del investigador.

Apertura.  La lectura abre nuevos caminos de descubrimiento.  Le ayuda al alumno a confrontarse con y a considerar nuevas ideas y opiniones.  Ayuda al lector a cruzar las fronteras de su tierra conocida y cómoda a territorios que le desafían y le ensanchan  y que trasciende al despertar y desarrollo de la creatividad personal.

Análisis.  La lectura afina la habilidad de análisis.  El hábito de leer constantemente contribuye a habilidades de pensamiento de orden superior.  Benjamín Bloom creó su Taxonomía de Objetivos que ha servido a la educación por décadas.  Los objetivos de los planes de curso en el Plan Básico siguen el patrón de los tres dominios: Cognitivo, afectivo y psicomotor.  La taxonomía (o sistema de clasificación) sugiere que en el dominio cognitivo es importante pasar de las habilidades de pensar de orden inferior (como recordar, comprender y aplicar) a desarrollar las habilidades de orden superior que son analizar, evaluar y crear.[iv]  La lectura alimenta el análisis, dándole al lector el qué de analizar.  La investigación de múltiples fuentes requiere un análisis que incluirá la síntesis de los diferentes contenidos.

Aplicación.  La lectura involucra el sentido de la vista.  Más allá de la capacidad inherente de fotografiar o “quemar” las imágenes de líneas del texto, el cerebro humano tiene la habilidad de absorber, conectar y aplicar los contenidos de la lectura.  Al igual que el análisis, la aplicación necesita una rutina de lectura para afinar esa habilidad.  La conversión de líneas de palabras en la hoja a conceptos interconectados, y luego su aplicación y uso creativo es evidencia de la inteligencia.  Y se aumenta por la práctica continua.

¿Qué opina usted?  ¿Piensa usted que es importante la lectura en nuestro ámbito?  Por favor, comparta sus comentarios en el formulario a continuación.

Este artículo se continuará en El estado actual de atraso y las amenazas a la lectura